¿Para qué desgastarte recordándole a “Andy” tu nombre 500 veces, cuando lo puedes hacer en 2?

Esta es la historia de una marca que supo conectar con su audiencia.

Supongamos, Instagram (o cualquier otra red social donde busques el éxito), es algo así como la cafetería a la que va esa persona que tanto te gusta, pongámosle “Andy” (quien representa el triunfo de tu empresa). Entonces, Andy siendo la persona mas atractiva de aquel café, le llegan, por supuesto, miles de personas, todos los días, a presentarse, con la intención de conquistarle. Y así volvemos a la misma ecuación, donde parece ser que la victoria es medida por la cantidad de veces que puedes mostrarte, por minuto, solo para que Andy te recuerde… a menos que, seas mas inteligente que el resto. 

Te comienzas a fijar mas a fondo en su persona, te percatas de las cosas que tienen en común, como que nunca se acaba su bebida antes de salir [de instagram] o el hecho de que ambos se miran ya cansados de la monotonía obligatoria de gritarle a todo el mundo como te llamas. Un día, después de haberlo intentado tantas veces, sin resolución alguna, finalmente corres y le alcanzas. Es tu primera oportunidad a solas. En vez de repetirle (como el resto) “Hola, yo soy…”, una vez más, le cuentas una historia  sobre ti y le preguntas sobre su bebida. Entablan una conversación de calidad. 

Quizás las cosas con Andy no se den tan rápido, ni tan fácil, pero te aseguro habrás dejado tu huella en su mente, pues fuiste diferente. 


Lo mismo pasa en la vida real, ¿para que desgastarte recordándole a “Andy” tu nombre 500 veces, cuando lo puedes hacer en 2? Únicamente tienes que saber conectar con tu audiencia, ¿como? Empezando por tu propia historia.

La Voz del Fuego
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